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Por eso hoy queremos comentaros otro tipo de calefacción que no por ser menos común en nuestros hogares o empresas es menos efectiva: la calefacción por infrarrojos, basada en el aporte de calor mediante radiación. El dispositivo emite estos rayos –que  no perjudican a nuestra salud– para que reboten en las paredes y el techo de la estancia, de manera que ofrecen una sensación térmica agradable a todos los elementos en este espacio.

Un aspecto adicional a destacar de la calefacción por infrarrojos es su sencilla instalación, ya que únicamente debemos anclar los paneles emisores de los rayos a alguna de las paredes, preferiblemente el techo, y también favorece a la estética. La instalación puede realizarse tanto en la parte interior como en la exterior y con conectar el sistema a la red eléctrica es suficiente para que funcione. Además, a diferencia de los sistemas de convección, esta variante calienta la materia en lugar del aire.

Tipos según longitud de onda

Distinguimos dos tipos de calentadores en función de su longitud de onda:

Los de emisiones de onda larga, de bajo consumo y capaces de calentar la estancia progresivamente, siempre que el techo esté a menos de tres metros. Estos suelen distribuirse por las habitaciones o estancias e integrarse en su decoración al disimularse tras cuadros o espejos.

Por su parte, los de onda corta emiten luz. Aunque carecen de efectos adversos para la salud al tener infrarrojos, los expertos recomiendan no estar expuestos directamente a ellos por el envejecimiento que puedan provocar en la piel.

Eficiencia y Dimensionado

Por lo que respecta al consumo, los fabricantes de estos equipos defienden que las emisiones de onda larga pueden ser entre un 50 y un 70% más eficientes que los sistemas tradicionales. Sin embargo, para que la calefacción por infrarrojos nos garantice el resultado óptimo de distribución de calor, es necesario y determinante que el sistema se dimensione correctamente para cada una de las características de las viviendas.

Fuente: caloryfrio.com