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Historia del Aire Acondicionado

Historia del Aire Acondicionado

El primer acondicionador fue idea de un mercader de Babilonia que, hace cuatro mil años, se fijó en que la baja humedad del aire da lugar a una rápida evaporación que enfría el ambiente. Varias civilizaciones antiguas enfriaron sus palacios de esa manera: al ponerse el sol, los criados regaban el suelo y las paredes para que la evaporación resultante, combinada con el enfriamiento de la noche, aliviara el calor. Hace más de mil años, en algunos palacios del imperio musulmán el aire pasaba por una pared de vegetación rociada con agua cuya evaporación enfriaba el ambiente.

Pero el inicio del invento del acondicionador de aire como se conoce ahora se atribuye a Stephen Hale y Martin Friewald, que, en 1741, ventilaron las habitaciones de los enfermos de hospital y los camarotes de los barcos mediante un artefacto formado por dos grandes palas de molino. Dicho mecanismo, al girar bombeaba el aire y lo dirigía a través de tubos creando corrientes de aire. El invento se probó en 1750 sobre la puerta de la cárcel londinense de Newgate.

Un siglo después el norteamericano John Gorrie ideó una máquina frigorífica que utilizaba el principio de la expansión del aire. Gorrie, que era médico en Florida, aliviaba así el calor a sus enfermos.

Otro siglo más tarde, en 1859, Edmundo y Fernando Carré abrieron la posibilidad del acondicionador de aire moderno o aparato productor de frío por absorción. Un compatriota de los hermanos Carré, Willis H. Carrier, fue el gran precursor del aire acondicionado. Por tanto, a la pregunta: ¿Quién es el inventor del aire acondicionado? La respuesta es, Willis H.Carrier.

 

El acondiconador de aire de Willis Haviland Carrier

Tras haber sido mozo de granja, consiguió una beca para estudiar en la Universidad de Cornell, donde se sintió fascinado por la posibilidad de manipular la temperatura. Se dedicó a  experimentar en los acondicionadores de aire y demostrar que la refrigeración podía introducirse en las casas. De esta forma consiguió mitigar los estragos del calor.

Su primer encargo lo recibió de un impresor de Brooklyn en 1901, y durante diez años experimentó en torno a la posibilidad de regular la humedad del aire. Esto le llevó en 1904 a concebir el aparato de aire acondicionado central con filtro de aire mediante un sistema de pulverización de agua, que aún hoy se utiliza.

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Finalmente, en 1911 comercializó el producto que le hizo rico. El primer edificio climatizado fue un cine de Chicago en 1919. Poco después, los grandes almacenes Abraham and Strauss de Nueva York instalaron un sistema de aire acondicionado consiguiendo que las ventas se dispararan.

La gente se metía en aquellos almacenes huyendo del calor. Un cartelón en la puerta invitaba a entrar diciendo: “No tiene que comprar nada, entre y siéntase como en su casa en un ambiente de aire acondicionado”. La gente entraba en masa.

Animado por el éxito muchos se interesaron por el invento. Carrier instaló en 1925 una gigantesca unidad de aire acondicionado en el teatro neoyorquino Rivoli. La gente iba al teatro sin importarle el espectáculo. El éxito de taquilla era sorprendente. En 1930, más de trescientos teatros americanos anunciaban junto al programa que los locales contaban con aire acondicionado. Las parejas se arremolinaban en las puertas de los cines con aire acondicionado, provistos de sus cubos gigantes de palomitas de maíz.

Se extendió la leyenda urbana de que el aire acondicionado alisaba la piel y evitaba el envejecimiento. Los empresarios sabían que en un ambiente de aire acondicionado se obtenía mayor rendimiento porque los operarios llegaban antes al trabajo y se iban más tarde. Tras dispararse las ventas de los aparatos de aire acondicionado se abarató el producto.

El aire acondicionado en casa

El acondicionador de aire para hogares fue ideado en 1926 en Estados Unidos por Schutz y Sherman, que lo patentaron en 1931. Este artilugio podía ser instalado en  las ventanas de las casas, proclamando el estatus de sus dueños, convirtiéndose en signo externo de riqueza. Las revistas de sociedad solían incluir la siguiente coletilla cuando hablaban de encuentros sociales a celebrar: “La residencia de los señores de X cuenta con aire acondicionado”. Era un reclamo y a su vez un signo externo de afluencia económica y categoría social.

Desde ese año hasta la actualidad, este invento que por definición es un ingenio capaz de modificar la temperatura del aire a voluntad, no ha hecho otra cosa que evolucionar. Siendo cada vez más pequeño, más potente, consumiendo menor energía, siendo más eficiente y contaminando menos el medio ambiente.

Posted by Rioclima Rioja / Posted on 24 Ago
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