Vivir en una ciudad sometida a una mala calidad del aire puede perjudicar algunos aspectos de nuestra salud sin casi darnos cuenta. Es imposible no frecuentar lugares con unas condiciones ambientales que precisarían de un tratamiento para su limpieza, sin embargo, tenemos la posibilidad de respirar mejor en los espacios cerrados si disponemos de un buen aparato de aire acondicionado.

Las partículas contaminantes del aire se cuelan en el interior de edificios y hogares donde, además, suele ser habitual inhalar humo de tabaco, insecticidas o gases provenientes de los productos de limpieza, entre otros. Son aspectos del aire que, aunque no resulten necesariamente tóxicos pueden dificultar que sea un ambiente respirable, algo que puedes solucionar presionando un botón, el de tu aire acondicionado.

¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS DEL AIRE ACONDICIONADO?

• Limpia el aire creando un ambiente saludable y ayuda a paliar las causas de las alergias.
• Proporciona un descanso plácido por las noches gracias a una temperatura ideal.
• Depura el aire de fuertes o malos olores.
• Disminuye el cansancio, dolores de cabeza, resfriados o tos manteniendo una temperatura estable, sin cambios bruscos.
• Reduce el estrés producido por la deshidratación.
• Combate la irritación de ojos y el moqueo producido por el aire frío.
• Mejora la calidad de vida en personas con una salud más débil.

CASOS EN LOS QUE RESULTA BENEFICIOSO

• En personas con afecciones respiratorias.
• Quienes padecen sinusitis, rinitis o similares.
• Aquellos con algún tipo de discapacidad y en personas con movilidad reducida.
• Quienes padecen alergias al polvo, polen…
• Los niños, por ser más vulnerables en términos de salud durante los primeros años.
• Aquellas personas que viven en zonas de mucha contaminación, con una mala calidad del aire.

ESTRÉS, COSA DE LA TEMPERATURA

El frío o calor excesivo y los bruscos cambios de temperatura pueden ser los causantes de tu estrés, malestar, resfriado o dolor de cabeza. Igualmente, puedes llegar a sentirte enormemente cansado sin saber porqué, y es que tu cuerpo puede deshidratarse en ambientes cálidos o húmedos por sudoración, bajadas de tensión o por la falta de adaptación del organismo a dichas temperaturas.