Todas las cosas buenas tienen un final y cuando una caldera supera los 10 años de edad puede ser el momento de plantearse buscarle una sustituta. Incluso aunque no presente fallos mayores debería ser cambiada, ya que la tecnología ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años y los antiguos modelos no se pueden comparar con los niveles de eficiencia, características de seguridad y opciones de control inteligentes en el mercado actualmente.

1. Averías regulares
   

   Si parece que cada dos semanas hay algo mal con su sistema de calefacción o agua caliente y no toma medidas, sólo irá a peor. El dinero que está gastando en piezas de recambio y soluciones rápidas podría ser mucho mejor invertido en una caldera de reemplazo.

2. Subida en las facturas de energía
   

   Para combatir el aumento de las facturas vale la pena considerar cambiar de proveedor de energía. No obstante, puede ser su misma caldera la culpable. Una caldera cada vez más ineficiente cuesta un dinero a la mayoría de nosotros que simplemente no podemos permitir el lujo de perder. Además, los modernos sistemas inteligentes nos dan un mayor control del consumo.

3. Caldera y/o radiadores ruidosos
   

   Tal vez no te has dado cuenta pero los golpes, el gorgoteo y los ruidos procedentes de tu caldera no son una buena señal, probablemente indiquen que algo está mal y si se ignora puede dar lugar a daños y degradación con el tiempo.

4. La llama de la caldera debe ser de color azul

   Una caldera sana tendrá una llama de color azul. Si la llama es amarilla podría ser una señal de que hay un problema de monóxido de carbono y es grave. Se trata de un gas peligroso, es inoloro e incoloro y puede ser fatal si los niveles son suficientemente altos. Los síntomas de la intoxicación por este gas son mareos, náuseas, dolores de cabeza y fatiga.

5. Si le cuesta encontrar piezas de repuesto
   

   Que le cueste encontrar piezas de su caldera indica que sus días están contados, por lo cual es otro síntoma claro de que debe de cambiar su aparato. Como decíamos al principio de este post… no se asuste. ¡Nada es eterno! Y su caldera tampoco.